25.11.12

¿Qué hacemos ahora?

Este verano pensar en el baloncesto se convirtió en algo incómodo para mi. Sabía que teníamos que hacer algo para buscar jugadoras, pero en el fondo notaba que era imposible. Llegó el mes de agosto y  por otros asuntos no pude centrarme en el tema y llegó el momento de comenzar la pretemporada y no teníamos nada claro. Por fin acabaron las fiestas de las cuales era 'festera' y pude afrontar la situación. Me acuerdo que quedamos un lunes, para ir a correr y hablar del tema, por ir haciendo algo. Estábamos Irene, Paula, Andrea (una jugadora cadete) y yo. Ana María estaba en Elche por motivos de estudios, Naomi nos dijo que se dejaba el baloncesto por motivos físicos e Ingrid había comenzado para mi sorpresa a entrenar con el Dénia.  Las demás estuvimos hablando, decidimos que no podíamos hacer equipo en Jávea y valoramos las opciones de los equipos de alrededor. 

Sabíamos que en Gata y en Pedreguer faltaba gente, así que decidimos llamar a ambos entrenadores para saber cual de los dos equipos tenía plaza para cuatro jugadoras. La quinta, que era Ingrid, nos dijo que estaba muy a gusto en Dénia y que no sabía si jugaría este año porque se iba de viaje y demás cosas que ya habíamos oído, por lo que dejábamos de contar con ella. Lo que pretendíamos, y seguimos pensando a día de hoy, es de irnos todas juntas a un equipo para que, en cuanto las chicas de nuestra cantera alcanzaran la edad, volver a formar el Senior Femenino del Joventut Xàbia. 

El resultado de nuestra llamadas fue que en Pedreguer si que había sitio para nosotras y en Gata no, y, tras consultarlo con Ana María, nos fuimos allí a entrenar.

Cuando llegamos a la pista que yo había temido todos estos años, conocimos a nuestro nuevo entrenador, Roberto, y a las que serían nuestras compañeras. Había gente también nueva, como nosotras, y jugadoras con las que habíamos competido, convertidas ahora en compañeras, ya no eramos rivales.

No os voy a negar que ese entreno fue muy duro para mí. Era la primera vez que cambiaba de equipo, que no estaba en casa, en el sitio donde había pasado tantos años y tantos momentos; donde maduré como jugadora y como persona. El lugar que me había visto crecer.

No podía dejar de pensar que este año sería muy difícil, incluso más que el anterior, pues no sólo tenía que ganarme la confianza de un nuevo entrenador, con lo mal que eso se me daba, sino de unas nuevas compañeras con las que no sabía como me iba a llevar, teniendo en cuenta de que tengo un carácter bastante especial. Además, después de todo un verano sin hacer apenas deporte, en una pista que siempre había tenido especial manía, demostrar buen nivel de baloncesto era muy complicado y era eso lo que yo necesitaba para sentirme a gusto. Jugar bien. Sólo le pedía eso a mi cuerpo, así que tomé una decisión mientras corría: Me olvidaría de todo, me olvidaría del dolor que sentía al vestir un color diferente al verde, de la sensación de abandono por parte de mis ex-compañeras que intentaba apartar de mi cabeza pues sabía que no era real y del temor que sentía a no encajar.

Y ahora, dos meses después, pienso que ese día tuvo dos caras muy diferentes: la negativa fue que tuvimos que tomar una de las decisiones mas difíciles de mi vida: deshacer el equipo. Y la positiva fue.. que la elección del Club de Bàsquet  Rolser Pedreguer como nuestro equipo de acogida fue una de las decisiones más acertadas que hicimos; pues en estos momentos me encuentro muy feliz a nivel deportivo, y, anivel personal, he conocido a personas maravillosas como son todas mis nuevas compañeras de equipo y la gente del club. Qui va a per elles???? PEDREGUER!!!

Eso si. Joventut... Os lo prometo. Volveremos.


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